Miles de millones de años atrás todo era muy distinto. No había países, sino que todos los animales compartían un todo, un planeta único lleno de vida. Especies que van mutando y poco a poco van convirtiéndose en especies más adaptadas, al menos así parecia ser. Especies que se suceden hasta llegar a nuestro más cercano antepasado: el mono. Un mono que vive en comunidad. Todos se protegen, se ayudan. Puedo sentir como si fuera uno de ellos. Estoy allí con mi gran familia. No me falta de nada, tengo comida, agua, tengo un lugar verdaderamente amplio para sobrevivir. Pero un día decido ponerme sobre dos patas, para ver más allá del horizonte. La curiosidad me guía a ese avance, y poco a poco aprendo a caminar de pie. Encuentro herramientas, y pienso que quizás pueda usarlas para conseguir un fin. Ese día siento como adquiero una nueva capacidad, una capacidad para razonar y pensar. Ahora mi cerebro es más grande, mi columna es más recta, pero, ¿verdaderamente soy una especie mejor a la de ese primer mono del que vengo? Salgo y siento como la lluvia resbala por mis mejillas. Veo la naturaleza a mi alrededor, abrazándome con su manto, esa naturaleza que me dio la vida. Siento la tierra bajo mis pies, y una leve brisa que me refresca el rostro. Pero entonces todo cambia; al igual que en pangea todo se fragmenta y se convierte en un montón de pedazos rotos, desarmados. Ahora, yo, como especie humana, veo la naturaleza y solo pienso en como usarla. Cuando aquel mono decidió usar las herramientas inició la cadena. Ahora queremos usarlo todo. Queremos controlar la lluvia, los árboles, la evolución. De un mundo que era un todo pasamos a otro en el que las guerras se apoderan de nuestras vidas. Buscamos el poder, y en lugar de guiarnos por la naturaleza buscamos ir contra ella. Dañamos ese mundo que nos dio la vida. Y la naturaleza lo nota; llora a través de su piel y nos trae la destrucción que nosotros le hemos dado. Nos trae grandes terremotos como el de japón de hace unos días; nos trae huracanes, tsunamis...naturaleza que se revela sobre aquellos que la han destruido. Y yo me pregunto, ¿realmente la naturaleza fue sabia al guiarnos hacia el homo sapiens sapiens, en guiarnos hacia una especie causante de la destrucción?